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Visitamos a nuestro amigo el Veterinario: “La Rabia”

En nuestra primera entrega de “Mascotas 2.0” visitamos el consultorio de nuestro veterinario amigo Daniel Cavedale(*). En esta oportunidad fuimos con una inquietud, conocer sobre “La Rabia”….
La rabia es una enfermedad que siempre está presente y que afecta a nuestras mascotas, por lo que siempre debemos considerarla cuando tenemos animales de compañía. Si bien la probabilidad de contagio del hombre es baja, las características endémicas de la enfermedad determinan que puede suceder, basta con pensar que el reservorio en las ciudades es el murciélago; de acuerdo a información del Instituto Pasteur el 20% de ellos son positivos, y este cuadro se agrava cuando pensamos que hay gente que no respeta el calendario sanitario. Es por ello que debemos destacar que la vacuna logra una importante protección para evitar esta afección.
Se deben considerar algunos aspectos que ayudan a preservar la salud, tanto para el animal como a los humanos. En primer lugar, como señalamos, la vacunación de la mascota no debe olvidarse, repitiéndose anualmente, un registro de la atención veterinaria ayudará en el control.
Por otro lado las personas que conviven con los animales deben estar atentos a cualquier aspecto que nos alerte y para ello conoceremos algunos detalles de esta patología. El animal sufre un trastorno muy evidente de sus costumbres, se muestra esquivo a nuestro llamado presentando poca o ninguna atención y se esconde en sitios oscuros porque la luz le molesta.
Generalmente se tiene la imagen de un perro rabioso como agresivo, ladrando constantemente y con espuma en la boca, pero en realidad debemos conocer que la presentación de los síntomas varían de acuerdo al tipo de rabia. Está la rabia furiosa o clásica en la que el animal muestra una conducta con progresiva agresividad, mirada ansiosa, pelo erizado y muerde todo a su alrededor, parece como si quisiera cazar moscas, deambulando y escapa del lugar donde vive. La dificultad en la deglución obliga que la saliva se acumule en la boca de manera espumosa, y finalmente sufre incoordinación motora, parálisis y muerte.
El otro tipo de rabia es la llamada muda o paralítica, donde el animal está quieto, no ladra y se arrincona en un lugar de la casa, también con parálisis de músculos de la faringe y la saliva escurriendo por la comisura de su boca. En ambos casos la muerte sobreviene entre 10 y 12 días de aparecidos los síntomas. Para su prevención entonces debemos pensar en la vacunación, pero también saber cuáles son los riesgos hacia nosotros y qué hacer para evitar la infección. Es importante conocer que la saliva es infectante entre 7 y 10 días antes de aparecer los síntomas: es una enfermedad crónica y los síntomas aparecen e/ 1 y 3 meses del contagio, por lo que un contacto con la saliva de un perro “aparentemente normal” puede traer consecuencias fatales para nosotros. Además nunca matar al perro mordedor, es necesario hacer el control bromatológico durante 10 días para evitar hacer el tratamiento antirrábico. Esto último ocurre si el animal desaparece y/o muere.
Algo que siempre debemos hacer es la denuncia ante una mordedura, ya que como dijimos, nunca se tiene que descartar esta enfermedad en virtud de lo que decíamos, “ la saliva de un perro que no tiene aún los síntomas puede ser infectante”, y cuando la infección se manifieste ya es tarde, nuestra vida estará en peligro.
(*) Daniel M Cavedale, med. vet. ( UNLP)