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Soledad Carrizo abre un debate incómodo: ¿por qué Argentina sigue sin una ley que proteja a niños en disputas internacionales?

Por Redacción JotaPosta
Cada vez que un niño cruza una frontera en medio de un conflicto familiar, no solo cambia de país: entra en un vacío legal donde los tiempos del derecho no corren al ritmo de su necesidad de afecto, estabilidad y protección. Argentina no tiene una ley nacional que regule con claridad los procesos de restitución internacional de menores. Y eso, en la práctica, significa que hay chicos atrapados entre pasaportes, embajadas y sentencias inconclusas.

El próximo martes 1º de julio, entre las 11 y las 13 horas, habrá una jornada legislativa que busca poner en agenda este debate urgente. Organizada por las diputadas nacionales Soledad Carrizo y Florencia De Sensi, la actividad contará con la presencia de especialistas, funcionarios y personas que vivieron en carne propia lo que significa atravesar un proceso de restitución. La cita es en el Salón Blanco de la Cámara de Diputados (Rivadavia 1841, CABA) y es con entrada libre, aunque requiere acreditación previa (inscripción acá).
“Argentina debe avanzar de manera urgente”, advierte Carrizo en la convocatoria. Se refiere a los procesos que intentan resolver cuándo y cómo un niño debe regresar a su país de residencia habitual tras haber sido trasladado o retenido de forma ilícita en otro. Detrás del lenguaje jurídico, hay historias reales: madres que no pueden ver a sus hijos, padres que pelean por visitas internacionales, niños que pasan su infancia en la espera de una resolución que nunca llega.
La normativa internacional existe. Convenciones hay. Pero falta una ley nacional clara, que unifique criterios, brinde herramientas a la Justicia y, sobre todo, priorice el interés superior de los chicos por sobre la maraña diplomática y los vericuetos procesales.
La jornada no promete soluciones mágicas. Pero sí algo fundamental: visibilización, presión institucional y testimonio humano. Porque cuando hablamos de restitución internacional, hablamos —ni más ni menos— de proteger infancias. Y eso, por ahora, sigue siendo una deuda del Congreso.