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El día que se juntaron todos los argentinos: 24 de junio, la fecha que merecía ser feriado

Si algún día la historia decidiera comprimir en una sola fecha el ADN de este país, probablemente elegiría el 24 de junio. No es feriado. No hay actos escolares ni desfiles patrios. Pero bien podría serlo. Porque hay días que, más allá del almanaque, están marcados a fuego en la memoria colectiva. Este es uno de ellos.

Efemérides del 24 de junio: la fecha que debería ser el feriado de la  cultura popular - Política y Medios

El 24 de junio parece escrito por un guionista con inclinación trágica, sensibilidad artística y un profundo conocimiento de lo argentino. En esta jornada, en distintos años y contextos, se fueron dos de nuestros máximos ídolos populares: Carlos Gardel y Rodrigo Bueno. Murieron con 65 años de diferencia, pero ambos en el punto más alto de su fama, ambos trágicamente, ambos dejando una estela imborrable de música, mitología y dolor.

Gardel murió en 1935, en Medellín, cuando el tango estaba en su apogeo y él era su emblema universal. Lo acompañaban micrófonos de aluminio, trajes impecables, la voz del arrabal elevada a nivel de arte. Rodrigo murió en 2000, después de un show multitudinario, en plena ruta, rodeado del vértigo noventoso y la euforia del cuarteto llevado al estadio. Uno cantaba “Volver” con nostalgia; el otro gritaba “Soy cordobés” con orgullo. En Gardel, el tango encontró su gloria; en Rodrigo, el cuarteto su revolución. A los dos los lloró un país entero.

Pero el 24 de junio no es solo duelo. También es cuna. En la misma fecha, pero en 1911, nació Juan Manuel Fangio, el hombre que llevó la bandera argentina a lo más alto del automovilismo mundial, con cinco títulos de Fórmula 1 que lo consagraron como leyenda y referente de una época en la que los pilotos eran verdaderos héroes de acero y carne. El mismo día, en ese mismo 1911, nacía también Ernesto Sabato, autor de algunas de las novelas más importantes del siglo XX. Pensador incómodo, lúcido, ético, dejó en “Sobre héroes y tumbas” una de las radiografías más intensas del alma argentina.

Como si no alcanzara con esa coincidencia asombrosa, el 24 de junio también vio nacer a dos ídolos del fútbol. En 1978, Juan Román Riquelme, emblema de Boca Juniors, símbolo de la pausa, del pase justo, del fútbol como pensamiento. Y en 1987, Lionel Messi, el rosarino que conquistó el mundo a base de talento, humildad y una zurda capaz de emocionar a generaciones enteras. Entre los dos, una forma de entender el juego: la inteligencia, la belleza, la entrega.

Y hay más. Porque un 24 de junio, en 1990, Argentina eliminó a Brasil del Mundial de Italia, con la mítica jugada de Maradona asistiendo a Caniggia, que dejó a Taffarel en el piso y a medio país gritando con la garganta rota. Una de las victorias más épicas de la historia, nacida del ingenio, la garra y la mística.

Muertes, nacimientos, hazañas. El 24 de junio es un espejo donde se refleja la Argentina en toda su intensidad: el arte, el dolor, la gloria, el talento, el drama. No hay otra fecha igual. Por eso, más que un feriado, merecería ser declarado símbolo nacional. Un día para recordar quiénes fuimos, quiénes somos y qué llevamos dentro.

Porque si uno repasa lo que ocurrió un 24 de junio en la historia argentina, no quedan dudas: este debería ser, sin vueltas, el Día de los Argentinos.

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